viernes, 22 de julio de 2022

Planta Pirofita o Pirofila o adaptaciones de la vegetacion al fuego en las sabanas de Venezuela

Plantas con adaptaciones al fuego en las sabanas de Venezuela



Fuente: Vareschi 1962.



Efecto del fuego sobre la vegetación


Bajo la acción periódica de los incendios, perpetuados a través del tiempo, tiene cabida un proceso de selección y adaptación que da como resultado un tipo de vegetación acomodada a tales circunstancias (Aristeguieta, 1959).

El fuego en cuestión presenta las siguientes características:
      a)      Es fugaz, a causa del escaso combustible que proporcionan las gramíneas y demás plantas de las sabanas.
      b)      Es muy activo a causa de la alta combustibilidad de las finas hojas de las gramíneas.
      c)      Se produce, por lo común, una vez cada año en un sitio dado. 
      d)     La temporada de mayor incidencia del fuego es durante la sequía.

Las sabanas constituyen en nuestro país presentan esta adaptación.

Debido a la circunstancia de que el uso del fuego en el manejo de esos pastizales es una práctica muy arraigada en Venezuela y como de esa medida depende la existencia de las sabanas, las cuales ocupan un área muy grande en el territorio nacional, es interesante estudiar las adaptaciones en cuestión.

No obstante su interés, es poco lo que conocemos al respecto, porque la verdad es que no se había ahondado suficientemente en la observación de los hechos, y mucho menos en la experimentación de los mismos.

Desde tiempos remotos, se sabe de la existencia de algunos arbolitos (Chaparros) que poseen unas acomodaciones del ritidoma que les confieren resistencia a la candela, Aristeguieta ha establecido las formas perennes de plantas constituyen el grueso de la vegetación de las sabanas; así mismo señala que estas plantas poseen un sistema radical profundo, fuerte, bien ramificado, en el cual almacenan muchos alimentos; esta parte subterránea de las plantas sabaneras no es afectada por al fuego. Mas, de las restantes acomodaciones se sabe muy poco o nada. 

Adaptaciones de la vegetación pirofila.

Tamayo (1972) identifica las siguientes adaptaciones en las plantas de las sabanas en Venezuela, hoy, sin embargo podemos exponer nuestros conocimientos al respecto, de una manera más amplia.

  1. Adaptaciones atinentes a la corteza, mediante las cuales el tronco de los árboles se provee de una gruesa capa de suber.
  2. Plantas anuales cuyas semillas toleran altas temperaturas por breves momentos y así pueden resistir la acción transitoria del fuego sabanero.
  3. Disposición en macollas mediante el cual el hacimiento de los tallos en la porción basal impide que el fuego pasajero de los incendios afecte la zona de gemación
  4. Plantas geófitas, cuyas yemas están bajo tierra, o sea fuera de alcance de la candela, tal como acontece, entre otras con Cobertum frangulaefolum.
  5. Plantas vivaces pues la pérdida anual de los órganos aéreos, durante le sequía, las hace inaccesibles a los incendios, porque estos se producen precisamente en esa temperada; ejemplo algunos Hippeastrum solandriflor, Sabadilla officinalis. Entre otros.
  6. Plantas que poseen el tallo protegido por una densa cubierta constituida por las hacinadas vainas persistentes de las hojas (Oncostylis paradoxa)
  7. Arboles de lisos y duros tallos en donde el rápido progreso del incendio sabanero no da tiempo para que el fuego afecte esos tallos, tal como acontece con Copernicia tectorum.
  8. Plantas necesitan, para poder germinar, el concurso de altas temperaturas, tal como resulta con Curatella americana.
  9. Plantas que poseen gruesos orgánicos subterráneos para almacenar sustancias nutritivas (xilopodios); Ejemplo: Galactia glaucescens, Eriosema rufum entre otros.
  10. Plantas dotadas de raíces gemíferas, tales como Cyclostoma bimatum y Pbryganocydia orinocensis.
  11. Ciertas plantas leñosas que son verdaderos árboles en miniatura. Estos arbúnculos presentan un tronco que apenas se asoma sobre la tierra, pero, no obstante, algunos suelen alcanzar un diámetro de 25 o más centímetros. En tal caso están: Simaba Cedron, Palicourea rigida, Brisonima verbascifolia, Casearia  sylvestris.
  12. Las especies anuales que cumplen su ciclo de vida durante los meses de lluvia, de donde el fuego, que es de sequía, no las interesa. En este caso se encuentran  Polygala glochidiata, Polygala longicaulis, Pectis elongata, Polycarpea corymbosa.

Las distintas plantas que integran la vegetación sabanera se pueden dividir en dos grandes categorías, de acuerdo con su ciclo vital; así tenemos las de ciclo anual y las de ciclo perenne.

Loa anuales son, por lo general, hierbas erectas, gráciles, de bajo porte, poco ramosas. Entre las familias más frecuentes tenemos Euphorbiaceae (Euphorbia, Croton) Leguminosae (Mimosa Stylosanthes), Polygalaceae (Polygala) Lythaceae (Cuphea), Compositae (Pectis), Caryophyllaceae (Polycarpea).


Las perennes comprenden, una parte, los árboles conocidos en general bajo la denominación vulgar de “chaparros” y ciertas palmas muy características, de las cuales citamos unas anteriormente (Copernicia); la otra es la Acrocomia aculeata. Los chaparros más característicos son: Curatella americana, Bowdichia virgiloides, Byrsonima crassifolia. También se encuentran en la categoría de plantas leñosas de la sabana, pero a título de arbustos o arbustillos, las especies siguientes: Randia formosa, Helicteres guazumaefolia, Melochia parvifolia, Combretum fruticosum. Por otra parte, la gran mayoría de las plantas perennes herbáceas las constituyen gramíneas de los géneros Trachypogon, Andropogon, Axomopus, Diectomis. 

Referencias


Tamayo, F. 1972. Los llanos de Venezuela. Tomo I. Colección Científica N° 3. Monte Ávila. Caracas. 123 p.
Vareschi, V. 1962. La quema como factor ecológico en los llanos. Boletín Sociedad Venezolana Ciencias Naturales 101: 10-20
Vareschi, Volkmar. 1992. Ecología de la vegetación tropical, editorial Eugen Ulmer. Edición especial de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales. (Venezuela)
Aristeguieta, L. 1959. Plantas indicadoras de incendios anuales. Boletín de la Sociedad Venezolana de. Ciencias Naturales 94: 337-347.


No hay comentarios:

Publicar un comentario